miércoles, 12 de abril de 2017

Memoria selectiva... Dedicada a un grupie. (ficciones no tan mínimas)

Llueve, implacablemente, no es ese olor a tierra mojada ( geosmina ), sino olor a noche mojada, pero no húmeda de placer, sino mojada de recuerdos, de sensaciones, de ecos, lo que nos dijimos, lo que nos callamos... Suena en la radio “El necio”:
<< Para no hacer de mi ícono pedazos, para salvarme entre únicos e impares, para cederme un lugar en su parnaso, para darme un rinconcito en sus altares. Me vienen a convidar a arrepentirme, me vienen a convidar a que no pierda, mi vienen a convidar a indefinirme, me vienen a convidar a tanta mierda...>>
Nos reclamábamos eso, definirnos, cuando la indefinición inició todo, un coqueteo sutil, una sonrisa, un beso que no buscamos, pero que nos encontró una tarde. El amor nos parecía tan libre, tan bello, tan poético, tan perfecto... Efecto de la dopamina dicen unos, resultado natural del amor dicen otros, estado alterado de la conciencia coinciden muchos.
<< yo quiero seguir jugando a lo perdido, yo quiero ser a la zurda más que diestro, yo quiero hacer un congreso del unido, yo quiero rezar a fondo un "hijo nuestro". Dirán que pasó de moda la locura, dirán que la gente es mala y no merece, más yo seguiré soñando travesuras (acaso multiplicar panes y peces). yo no se lo que es el destino, caminando fui lo que fui. allá dios, que será divino. yo me muero como viví, >>
Y pensar en todas las veces que me perdí entre sus manos, perdía la razón, la conciencia, perdía sensatez, pero ganaba tanto. Sus labios, su palabra, sus besos, su piel haciendo con mi piel lo que la primavera hace con los cerezos...
<< Dicen que me arrastrarán por sobre rocas cuando la revolución se venga abajo, que machacarán mis manos y mi boca, que me arrancarán los ojos y el badajo. será que la necedad parió conmigo, la necedad de lo que hoy resulta necio: la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio.>>
Y de pronto nada. Llegaron las gotitas que llenaron poco a poco el vaso hasta desbordarlo, llegó el cansancio, la rutina, los lugares comunes, los silencios, los enojos, los gruñidos, los gritos. Todavía había amor pero... ese maldito pero. Quiero, quieres, queremos. No puedo, no quiero, te aferras, sufrimos, sentimos como se aproxima, lenta y pacientemente la muerte, morimos, muere el nosotros, mueren las sonrisas, nacen los reproches, la desesperación. Ha llegado el momento, lo sabemos.
“Ojalá las emociones nos olvidaran como olvidamos sus nombres”, así no nos buscarían, no se encarnarían en nuestros huesos dolientes, y en nuestros ojos lluviosos, no tendrían que pasar meses revoloteando en la cabeza, las hipótesis, los recuerdos, las conversaciones reales e hipotéticas... ¿Y si le hubiera dicho? ¿Y si lo hubiera hecho? Que nos olvide la angustia, que nos olvide la rutina, que nos olvide el dolor, que nos olvide el olvido... Pero son necesarios, si ellos nos olvidan ¿qué nos queda por vivir? No, no es fácil, no es suave, la vida no es un llano, sino una cordillera, toca subir y bajar, caminar para besar al sol.
<< yo no se lo que es el destino, caminando fui lo que fui. allá dios, que será divino. yo me muero como viví. >>
Iremos ahora deconstruyendo las emociones, un día a la vez, haremos barbecho, prepararemos el terreno, para sembrar otra vez.

No hay comentarios:

Deseo imposible (Ficciones mínimas)

Llama, por favor...