jueves, 27 de diciembre de 2018

Carne de fresa

Te extraño, no sólo las rosas y los besos, extraño tus lunares, el brillo de tus ojos, el color de tu cabello. Extraño nuestras noches, nuestros amaneceres, nuestras tardes, nuestros planes, tomarnos de la mano, abrazarnos sin clima, besarnos cuando llueve, y llover juntos con dulce tibieza.
Extraño cuando llegabas de sorpresa, cuando llegabas temprano, cuando llegabas tarde, y cuando llegábamos juntos en un grito. Extraño ese primer beso, las ganas constantes, el deseo permanente, la fidelidad incuestionable.
Extraño tu voz, cada palabra, tu dar gracias a dios por la comida (sabiendo que yo soy atea), lavar los platos, y escondernos del mundo el resto de la tarde. Extraño cuando en lugar de flores me traías fruta, verduras, pan y chocolate, pero sobre todo besos, contigo jamás me faltaron los besos. Daría lo que fuera por volverte a besar.
Extraño que llegaras a mi casa recién perfumado, y que al irte ya no olieras a ti, sino a nosotros. Extraño tu acento y tus manos, tus promesas, tus sorpresas, y lo amada y respetada que siempre me sentí a tu lado.
Te extraño mucho, muchísimo, todo, completo.


Deseo imposible (Ficciones mínimas)

Llama, por favor...