miércoles, 21 de marzo de 2018

Sueño de primavera (original de 2016)


Soñaba que eramos poesía, no de esa cursi y melancólica.
Soñé que eramos versos violentos, llenos de fuerza
y que llevábamos a cuestas las ganas y la esperanza.
Soñé que eramos poesía y que andábamos
de boca en boca como debería estar el pan.
Soñé que eramos poesía de amantes diurnos
que no se ocultan para amar, sentir y pensar.
Soñé que nos recitaban tus manos de caricias mariposas
y que mi lengua inquieta nos propagaba por el mundo.
Soñé que eramos de esos versos que exigen más justicia
y que construyen día a día otro mundo, no de fantasía
sino donde quepan muchos otros mundos.
Soñé que eramos poesía y nos soñaba Neruda cuando decía:
“Podrán cortar las flores, pero no podrán detener la primavera.”
Soñé que eramos poesía y que Benedetti nos caminaba cuando escribió:
“Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”.
Soñé que eramos poesía y nos manteníamos firmes y amorosos
como firme y amorosa es la Revolución.
Soñé que eramos poesía sin tiempo, presente en la leche materna, en la risa de un niño,
en los desvelos de los estudiantes, en el trabajo honesto y caldo de pollo.
Soñé que eramos poesía y que todos nos disfrutaban, como se deben disfrutar los derechos.
Y entonces desperté, para que seamos poesía juntos, y hagamos esos sueños realidad.

Deseo imposible (Ficciones mínimas)

Llama, por favor...