No creí que estaría de nuevo explorando las lágrimas cortas, los vacíos profundos, los orgasmos a solas, las horas grises que ocupo sobrepensando y desbaratando intuiciones.
Creo que la peor parte es la impotencia que acompaña a la duda, la sensación de que no te importó nada, mucho menos perderme, que verme partir te dió alivio. Ese último silencio realmente me partió.
No es nada fácil reconstruir la vida que vivía antes de ti, ni siquiera sé si es posible, sólo sé que no puedo esconderme de la vida cuando tú jamás volverás a buscarme.
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